Hace poco acabó la 4º de Californication. Silence, please, DEP:
Me encanta Hank Moody. Me encanta Karen. Me encanta Becca y me encanta Runkle. Me encantan sus personajes y sus conversaciones. ¿Por? Porque representan lo que nadie quiere representar. Dentro de una vida de loca alegría y de lujos, de vidas de dinero fácil y sexo aun más fáciles, están inmersos en vorágines de autodestrucción.
Sin duda lo mejor de la serie no son los argumentos o las conversaciones. No son esas conversaciones lascivas, reales y totalmente faltas de tacto, sobre sexo, sobre relaciones y sobre el amor. Son las situaciones. Porque, reconozcamoslo, ninguno de aquí va a follar lo que ni como Hank, ninguno vamos a tener la suerte de escribir un libro y hacernos un best seller ni vamos a tener la frase perfecta para el momento perfecto.
Pero todos tenemos a ese alguien por el que daremos todos. Todos tenemos a un amigo Runkle que nos apoye más allá de lo imaginable y todos tenemos la extraña sensación de que con un cigarro y una cerveza la vida se consigue ver un poco más clara.
A fuerza de golpes. De golpes y de recuperaciones. Así aprende Hank Moody y nos damos cuenta de que nuestra vida es igual. Por eso realmente me encanta Californication, porque debajo de las grandes frases, debajo de los coches y casas de lujo, debajo de la dureza y el sexo que presenta, todos la que hemos visto y que nos ha calado empezamos a ver los paralelismos de la serie y de nuestra vida alrededor.
Y porque eso, tratándose de Californication, acojona. Y mucho.
Bonita entrada, aunque espero que no haya demasiados paralelismos con la serie, porque el señor Moody (aunque gran personaje) es un tanto desastre... ;)
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